lunes, 16 de marzo de 2009

El árbol


Tantas aves se posaron en sus ramas, pero aquella fue el despertar del sentimiento que durmió por años en su corteza fuerte y rígida.
Habían pasado algunos años ya, desde la ultima vez que le llovió como gotas frescas ese sentimiento, en los años anteriores se dedicó a crecer, a entender su entorno, cosa que hizo con mucha dedicación, pero sentía un vacío.
Y cuando en aquel instante llegó aquella hermosa ave , comprendió de forma inmediata que aquel vacío, ya no era un vacío.
El árbol no pudo esperar, aquel sentimiento lo atacó de manera instantánea, con la rapidez del rayo.
Y el árbol entendió que debía cuidar de ella, supo que en aquel instante que sus ramas se convertirían en caricia, que sus frutos serían el alimento, sus hojas el abrigo. Y cada cosa que hacía, era para alegrarla, para escuchar su canto, mirar sus dulces movimientos.
Paso algún tiempo, cada día se llenaba de belleza los ojos, pero las estaciones pasan, y aquella hermosa ave, que le robo el sueño, que alimento sus deseos y con la que compartió sus anhelos. Esa misma ave amenaza con irse y volar a otros sitios.
Y el árbol solamente lucha por trasmutar sus ramas en alas y ir en busca de ella....

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia de Creative Commons
Susurros del Tiempo por Diego Zúñiga Céspedesse encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Costa Rica License.