domingo, 23 de diciembre de 2012

Como si fuera un tango..

Aquella noche en el hotel,
fue como si una milonga sonará en el aire.

Te detuviste en el inicio de la escalera,
 hiciste ese gesto de invitación,
y pronunciaste un me acompañas.

Aquel instante fue como
el cabeceo propio
de las parejas cuando están a punto del baile,
ese rito del tango
para acercarnos en medio de la sombra..

Yo acepté,
en medio del ron y el tabaco
que de mis poros emanaba,
y que explica alguna de mis torpezas
de aquella noche.

No lo dudé un segundo,
¿Acaso es posible ir y dormir tranquilamente con la imagen de tus ojos grabada en la memoria?
¿Puede uno marcharse y no volver de inmediato a tu encuentro?
¿Puedo yo mirarte y no sentir este deseo de besarte y quitarte la ropa?

No hubo necesidad de palabras,
para las respuestas.
Fue entonces,
que el pasillo
y el silencio nocturno,
fueron nuestros testigos
Aquel sitio solo admitía nuestro murmullo
de amantes..
Sin embargo fue inevitable
que un oficial del hotel
nos interrumpiera como buscando un delito.

Sorteamos aquella interrupción,
y te pedí que entráramos..
El pasillo y el umbral de la puerta,
ya habían tenido su momento.

Entramos a tu alcoba,
que era mucho mas oscura,
y mucho mas intima que el pasillo..
Nos recibió tu cama.
Tu boca y tus pechos pequeños.
fueron lienzo para mis caricias..
Una marca en tu cuello,
fue mi torpeza..


Sin embargo, en aquella alcoba,
ya nadie podría interrumpirnos..
Ya nadie nos interrumpió


Luego dormimos,
y me despedí,
lleno de tu aroma, de tus pechos
de tus ojos rasgados,
y ese abrazo de despedida que extraño en la distancia.






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Susurros del Tiempo por Diego Zúñiga Céspedesse encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Costa Rica License.