martes, 1 de febrero de 2011

Adios Abuelita!

Mi madre me pidió que diera unas palabras, una fuerte encomienda en este momento de la partida, ya que en momentos como este, el dolor lo digo callando como lo dijera el escritor Eduardo Galeano.

Mi abuelita hizo el viaje que tanto le pidió a Dios en los últimos meses, hoy es un día triste, pero también es un día para recordar la vida, las enseñanzas y el amor que tuvo siempre para con sus semejantes, porque eso sigue vivo en cada uno de nosotros que estuvimos y compartimos muchos momentos junto a ella.

Yo estoy eternamente agradecido con ella, su ayuda cuando tuve alguna necesidad, su comprensión cuando hice mis travesuras, su sonrisa cuando me consolaba. Se que cuando digo la palabra “agradecimiento” los aquí presentes, familiares, amigos y amigas de mi abuelita asentirán afirmativamente, y se que soy representante de sus pensamientos, cuando digo gracias.

Mi abuelita nunca dejo de sonreír, aún en medio de esos últimos días difíciles, aún en medio del dolor de su cuerpo siempre saco fuerzas para una sonrisa tímida que le iluminaba su rostro y que nos conmovía el corazón.

Siempre positiva, mi abuelita me enseño a vivir el hoy, cuando por alguna razón goloseaba alguna comida alguien me regañaba por eso, su frase siempre fue “coman cuando hay y aguanten cuando no” como una forma de decir “vivan el hoy”, aún en su camita cuando le preguntamos abuelita como te sentís, la respuesta siempre fue “mejorcita”, linda y positiva así era mi abuelita, o guelo como muchas personas aquí presentes la conocían.

Mi abuelita llego a la última estación agotada por el viaje pero con la satisfacción de haber cumplido todo, yo le pregunte, ¿abuelita que te hace falta? y ella con una mirada serena, me dijo “nada”

A mi madre el eterno agradecimiento, por su entrega y su valor, en momentos como este nos sigues formando, a pesar de que nosotros tus hijos y hijas somos grandes.

A los vecinos que en todo momento estuvieron presentes infinitas gracias, a los que nos enseñaron como atenderla gracias, a los que oraron por ella gracias, a los que en vida recibieron en sus casas a mi abuelita andariega gracias, a los que hacían una llamada todos los días gracias, a los que le regalaron un tamalito en navidad gracias, a los que nos prestaron una cama y todo lo necesario para atenderla gracias de parte de todos sus nietos e hijos, en suma de toda nuestra familia.

Mi abuelita sembró mucho amor, y eso recogió de todos y la mejor manera de recordarla y mantenerla en nuestra memoria, es con una sonrisa a flor de labios y amando a corazón abierto, como siempre lo hizo ella.

Muchas gracias, la estrellita que hoy se apaga, es el fuego que iluminara el camino de todos los que seguimos en esta viaje de la vida..

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Susurros del Tiempo por Diego Zúñiga Céspedesse encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Costa Rica License.